29 nov 2023

Aceptar las ausencias no significa no extrañar.

Y aunque los duelos evolucionen, yo sigo sin saber qué hacer con las ganas de compartir con quienes ya no están. 

Emi, mi tía, mis abuelos. 

El deseo de contarles cosas, de que me contengan en sus abrazos. De agarrarles la mano. De mirarlos a los ojos y recibir una sonrisa de vuelta.



El tiempo y el espacio.

La descendencia. 

Lo heredado.

La compañía y la soledad.

El silencio y el trajín. 

La mente en movimiento.

La quietud.

Y después de todo eso, 


no sé.

12-2-2023

A veces, cuando tengo tiempo, me pongo triste.

26 may 2021

Feliz cumpleaños

 

A veces la vida es muy difícil. Nos enseñaron a pensar en términos de “pasado, presente y futuro” pero no todo puede comprenderse de ese modo. Ocurre que, ocasionalmente, ese pasado se confunde con el presente, se pegotea con el futuro y resulta que lo que somos es una mezcla muy difícil de explicar.

Suelo preguntarme si es necesario. Explicar. Que el resto entienda lo que me pasa. Pero incluso si del otro lado existe la intención (no siempre ocurre) a veces sencillamente no puedo poner en palabras lo que siento.

Un ejemplo sencillo: ¿cómo estás?

Estoy triste, ansiosa, nostálgica, angustiada, enojada, con la misma bronca de hace años que nunca se termina de ir, con un nudo en la garganta, llena de miedo, confundida, perdida.

Pero también estoy muy agradecida, feliz, contenida, expectante, acompañada, con muchos proyectos (que no es poco).

Vivo mi pasado y mi futuro en un presente confuso que no se puede definir.

Y de alguna extraña manera, vos formas parte de este presente; es inevitable porque sos una parte mía.

Esto tampoco sé cómo definirlo, no sos mi corazón ni mi cabeza.

Sos yo, estás y no estás, me enoja que no estés, te extraño, quiero hablarte, quiero contarte, quiero que me abraces y que me mires como hace unos años. Extraño que me miren así.

Como no puedo explicarlo, lo único que puedo hacer es escribirlo.

Pero no alcanza. No alcanza porque no te puedo llevar el desayuno a la cama ni darte un regalo. No te puedo presentar a mi mascota ni hablarte de mi futura hija, que no va a ser nuestra.

Aunque sea espero que en el cielo hagan fiestas de disfraces y que tus 43 sea la mejor fiesta de todas.

Gracias por tanto. Te extraño siempre. Feliz cumpleaños.

15 nov 2020

15-11-2020 (qué es esto?)

Puede salir todo bien?

Puedo leerte en tiempo real?

Si el tiempo está congelado, podría hablarte ahora?

Si buscara entre tus cosas, si hurgara entre tu ropa y sintiera tu olor, si tocara su textura, en la desesperación de tu ausencia, que todavía me habita, podría revivirte y traerte acá?

Podría volver al hospital? 

A tu mano,

a tu anillo, 

a tus ojos verdes, transparentes? 

Podría volver a tu mundo, que era mucho más real que el mío? 

Podría volver a esos médicos?

Te podría contar que estuve embarazada de un mes? 

Me podrías decir que estabas feliz por mi? 


Dónde puedo encontrarte de nuevo? 


30 ene 2020

El barco

Es de noche y el auto avanza tranquilamente paralelo a la rambla.
Yo pienso en vos y, otra vez, en todas las cosas que no entiendo.

En el horizonte oscuro del mar se ve una luz que destella, un barco lejano.
Mientras lo miro, se me viene esta idea a la cabeza: qué haría si alguien me prometiera que si llego hasta allá remando, en ese barco luminoso y distante como una postal, nos reencontraríamos.

No se me escapa lo absurdo de la cuestión, pero mi imaginación a veces juega sola.

Intenté concretar esa idea en mi mente.
Pensé en la noche negra y profunda (la noche y su silencio me asustan desde que soy chica).
Pensé en el camino interminable, en sus olas amenazantes y el cansancio agotador.
Pensé en la soledad del mar, en el miedo y en la posibilidad cierta de no conseguir llegar a destino. Consideré la hipótesis de sentir a mitad del camino que me equivoqué y el deseo punzante de ver otro amanecer.
Me imaginé todo eso y aún así no tuve dudas, me subiría al bote a intentarlo.
(No voy a mentir, me subiría al bote empujada por esa vocecita que tantas veces nos dice en el oído “las cosas buenas deben suceder”. Curioso, yo pensé que estaba muerta).

En eso estaba cuando me di cuenta de que había algo de toda esa odisea inventada que me parecía confortante, pero no entendía qué.
Después me di cuenta, eran dos cosas.

La primera, saber que sigo siendo fuerte.
Porque si después de todo lo qué pasó (después de haber remado en la oscuridad sin ninguna garantía durante todo ese tiempo repleto de desesperación e incertidumbre) podría hacerlo de nuevo, significa que tengo adentro mío mucha más fuerza de la que pensaba.

La segunda, otra cosa grandiosa.
Darme cuenta de que, justo yo,
que vivo llena de miedos

puedo matarlos con amor.

29 ene 2020


1964 (J. L. Borges)


Ya no es mágico el mundo. Te han dejado. 
Ya no compartirás la clara luna 
ni los lentos jardines. Ya no hay una 
luna que no sea espejo del pasado, 

cristal de soledad, sol de agonías. 
Adiós las mutuas manos y las sienes 
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes 
la fiel memoria y los desiertos días. 

Nadie pierde (repites vanamente) 
sino lo que no tiene y no ha tenido 
nunca, pero no basta ser valiente 

para aprender el arte del olvido. 
Un símbolo, una rosa, te desgarra 
y te puede matar una guitarra. 

II 

Ya no seré feliz. Tal vez no importa. 
Hay tantas otras cosas en el mundo; 
un instante cualquiera es más profundo 
y diverso que el mar. La vida es corta 

y aunque las horas son tan largas, una 
oscura maravilla nos acecha, 
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha 
que nos libra del sol y de la luna 

y del amor. La dicha que me diste 
y me quitaste debe ser borrada; 
lo que era todo tiene que ser nada. 

Sólo que me queda el goce de estar triste, 
esa vana costumbre que me inclina 
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

29-1-2020

Te llevo a donde voy, te extraño en donde estoy. 
Te debo lo que soy. 


Tres años
1096 días separados
2261 días juntos 
Te amo.

10 oct 2019

Ideas propias


  1. El duelo no es una experiencia lineal.
  2. No hay un manual para vivenciar el duelo, consejos tampoco. Es mayormente intuición.
  3. No se puede compartir el dolor con cualquiera.
  4. Que alguien no exprese su dolor, no significa que no lo sienta. No prejuzgues.
  5. La empatía es una capacidad de la que se habla mucho pero que se ejercita poco.
  6. La percepción del tiempo es subjetiva. 
  7. Las vivencias íntimas no pueden medirse temporalmente en forma standard (no existe “un tiempo para cada cosa”, existe “un tiempo para cada persona”).
  8. Hay experiencias que no es posible describir con palabras. 
  9. La imposibilidad para describir ciertas experiencias con palabras puede hacernos sentir sumamente solos.
  10. A veces el dolor aísla sin que ni siquiera nos demos cuenta.
  11. Hay oportunidades en que lo mejor que podemos hacer por otro (o lo único) es escucharlo o compartir su silencio. 
  12. Antes de sacar conclusiones es mejor preguntar. 
  13. El dolor no puede justificar la crueldad.
  14. Es más fácil culpar que entender.
  15. Entender es doloroso pero también calma.
  16. Ante la duda, siempre amor. Porque el amor salva. 

Dudas


Pareciera que a muchas personas se les pasa la vida casi sin darse cuenta; que entre obligaciones y cuestiones menores o superficiales el tiempo pasa y cuando llega el momento de partir, les resulta demasiado pronto.
Me pregunto si me pasará lo mismo a mi.
Algunas veces creo que sí. Pero otras me parece que soy excesivamente consciente de mi propia finitud y de la de quienes me rodean.
Desearía que cuando me toque morirme, como nos va a tocar a todos, eso haya servido para algo. Al menos para haber disfrutado despierta, para no distraerme.
Saber que vamos a perder a los que queremos no es algo que se transite tan fácilmente. No es un sentimiento que esté bueno. Pero a mi me pasa, tengo bien presente que voy a perder a mis viejos. Tal vez a mi novio. Ojalá que nunca, a mi hermano.
O ellos van a perderme a mi y quién sabe si alguna vez nos volvamos a encontrar. Si eso sucede, soy consciente de lo tristes que van a estar. Eso lo sé porque yo estuve muy pero muy triste después de haber perdido a alguien.
Todavía lo estoy.
Me parece que de algún modo sentía que mi paso por el mundo, mi ínfima vidita, iba a transcurrir acompañada por un elenco estable, no concebía otra posibilidad. Cuando me di cuenta de la realidad, todo se convirtió en un montón vidrios rotos que ya no se pueden pegar. Pura nostalgia.
Tal vez sea por eso que algunos días, como hoy, siento una tristeza tan grande sin un motivo aparente. No sé qué hacer con esta tristeza, no sé dónde ponerla. Quiero que venga Emi a consolarme y poder decirle las ganas que tengo de que esté acá, que no entiendo cómo es posible que, ya hace dos años y medio, se tuviera que ir.
Me pregunto, también, si esto durará toda mi vida o si en algún momento dejaré de sentirme como me siento.
Si es parte de mi personalidad o es una consecuencia de lo que nos pasó. La tristeza digo. 
Capaz que ya era así desde que llegué y no me había dado cuenta. Como una sombra, como el pasto que crece. Como el sol.

Pensé que lo podía contar

Tal vez debería preguntarme porque me siento más cómoda mirando un vomito en la vereda que un bebé con su papá. 
Se supone que debería preguntarme a mi misma porque tengo tanta ira, tanto enojo que dirijo mal hacia a personas o situaciones inadecuadas.
Bueno, lo qué pasa es que hace dos años y medio que se murió mi marido y todavía no procesé la bronca que me da que no esté más acá. 
Todavía me acuerdo cada tanto las ganas que me daban de que me pise un auto cuando estaba cruzando una calle.
Pero además de eso toda su familia, toda la que fue mi familia política, dejó de hablarme cuando volví a ponerme en pareja. Supongo que fue por eso, porque hasta donde yo se no les hice nada. 
Me parece que mi psicóloga ya está cansada de que le hable de ellos. Que piensa que ya debería haberlo superado, pero la verdad que no. 
Estoy convencida de que a mis viejos les molesta que les diga que todavía sufro. Entonces me cambian de tema o me dicen que ahora “tengo una buena vida”.
En esencia, bastante seguido tengo ganas de decirles a todos que se vayan a la mierda. A mi familia política, a mi psicóloga, a mis viejos y a mi nuevo novio también, por no asumir que yo necesito hablar con el de todo esto, porque ya no me alcanza que me escuche en silencio. 
Pensé que alguna vez iba a escribir todo esto al revés. Desde el principio. Contando cómo lo conocí a Emi, cómo nos enamoramos, cómo cambiamos los dos con la influencia positiva del otro. Cómo se enfermó, primero mi vieja y después él. Cómo la peleó y cómo lo acompañé. Cada vez que pensaba en eso me cansaba. Era imposible contar tanto.
Por momentos quería ponerlo en palabras para que todo el mundo supiera lo que pasé, lo que pasamos. relatar cada quimioterapia, cada hospital, cada médico, cada estudio, toda la ansiedad, la desesperación. La desesperación sobre todo. Y después el vacío. 
Pero ahí entendí en concreto esa frase que siempre me pareció hecha, falsa “sólo lo entiende el que lo vivió”. 

1 jul 2019

romper todo

Yo quería (necesitaba?) llenar de mazazos una pared. Romper todo, hacer algo con mucha violencia. 
Eso es lo que siento, no cuando recuerdo, porque recordar no es la palabra apropiada. 
Es cada vez que siento otra vez en el cuerpo la impotencia de que te estuvieras yendo de a poquito, escurriéndote entre mis dedos sin poder hacer nada para evitarlo.  
Esto que te digo lo siento en todo el cuerpo, pero sobre todo en ese espacio ubicado debajo del pecho y arriba del estómago; un lugar que no sé cómo se llama, pero sé que es en donde se ubica tan cómodamente la angustia, como haciendo un nido, cuando no tiene a dónde ir.
Quiero gritar hasta que me falte el aire, apretar los dedos muy fuerte y romper. Algo. A Alguien.
Nunca lo hice y a veces pienso si no habría sido mejor mostrarle al mundo esta furia, para que la vean. Para que la conozcan.
No quería que la vieras vos; era otra de esas cosas tan mías que hubiera querido contarte cuando te curaras. 
Pero después ya no estabas. 
No te lo pude contar,
ahora es algo sólo mío. 

3 abr 2019

De esto tampoco me quiero olvidar

Me parece tan normal y tan inimaginable 
que existiera una época de mi vida 
en la que cuando cruzaba las calles
me naciera, así, espontáneo 
un deseo un poco morboso 
y un poco hermoso
de que me atropellara un auto. 

Nunca se me ocurrió 
ninguna otra muerte
o suicidio
más que el azar,
o yo, 
interviniendo
y decidiendo 
el destino. 



15 mar 2019

Marzo de 2019

Cuando me quedo sola, me acuerdo de vos y casi siempre lloro.
Tu ternura infinita. No hay otra forma de llamarlo.
Vos siempre fuiste mucho más bueno que yo.

Otra cosa.
De otro mundo.

Esos momentos tan nuestros, tan íntimos
Son la manta con la que me tapo
Y me quedo quieta
Hasta dormirme, con los ojos húmedos.

Te amo.

13 dic 2018

“Todo no se puede” es una cosa chiquita que debo haber escrito en septiembre de 2015 (más o menos). Unos meses después se la mostré a Emi. Quiero guardar adentro mío ese momento para siempre.

Marcada

En el mínimo rincón del universo en el que existo
El dolor que llevo adentro no se borra,
La desesperación está tatuada en mi memoria 
Y me convertí en una persona triste. 

Yendo y viniendo disimulo
Juego a que ya pasó y estoy curada.
Es mentira, en esa cama
Todavía estoy 
haciendo equilibrio 
Al lado tuyo.

Que alguien me explique cómo se hace
Porque para mi todo es mentira.
Llega navidad y en definitiva
Acá sigue todo igual de oscuro.